Reseña: Frozen 2

Por: Oscar Andrew

Por medio de su temática nevosa y por sus trascendentes personajes por diseño y personalidad, Frozen: Una Aventura Congelada fue un éxito rotundo en 2013, pero las cosas para la casa del ratón se dificultaron para poder superar su propia vara, además se presentaron grandes cuestionamientos y peticiones acerca de la sexualidad de Elsa y críticas sobre el protagonismo incipiente de Olaf, sin embargo, el resultado de Frozen 2 reanima las esperanzas por una tercera parte.

En esta segunda parte, Elsa se enfrenta al surgimiento de sus poderes y sólo espera que sean suficientes para mantener el equilibrio en el mundo. Así de sencilla es la premisa, puesto que la película no se enfoca en superar a su predecesora a nivel narrativo, pero sí en un nivel de animación, ya que la renderización luce con la manufactura de detalles que Disney ha estado desarrollando y que por supuesto, le dan toques realistas a los entornos y personajes.

El ritmo se ve dañado a partir de la utilización de numerosas canciones, que si bien mantiene un mensaje potente sobre la feminidad y el poder, son más intrascendentes y menos impactantes si las comparamos con las del anterior filme. Por otro lado, los personajes masculinos quedan relegados a simples acompañantes, el humor y la luz se ven mermados; pero los momentos de acción hacen que la película realce.

Pero con todo lo malo o lo bueno que se le pueda encontrar, a esta cinta se le valora un poco más por sus mensajes lustrados: el paso del tiempo y la evolución de las personas; el reencuentro con uno mismo y la rebelión femenina. Es por eso que Frozen 2 no supera ni remotamente a la original –que ya es un clásico de la animación-, aunque sí brinda de buenos momentos y canciones, claro, sin que se queden en la memoria.